El turismo y la gastronomía están estrechamente ligados. Y es que la motivación para elegir un destino u otro puede ser su cultura culinaria, o los espacios gastronómicos que tenga disponibles para deleitarse con productos locales. La realidad es que hoy en día podemos hablar de turismo gastronómico, pero más importante aún: también podemos hablar de gastronomía sostenible para el turismo.
No es ninguna sorpresa que la sociedad cada vez está más concienciada sobre la sostenibilidad, el medio ambiente, el cuidado del entorno, etc. Y aunque muchas veces relacionamos eso con el paisaje, el reciclaje, la limpieza de las calles, el cuidado de la flora y fauna del lugar… En realidad va mucho más allá, como por ejemplo la restauración de un lugar.
Digamos que el turismo gastronómico es aquel que busca actividades relacionadas con la cultura culinaria del lugar, acudiendo por ejemplo a festivales gastronómicos, congresos, visitan productores primarios o secundarios, hacen rutas de productos temáticos, etc. Tal es su importancia, que desde el año 2010 la gastronomía es considerada por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de los pueblos.
Gastronomía sostenible, ¿de qué se trata?
Cada vez tenemos un público más exigente que, como hemos dicho, no solo busca un turismo gastronómico de calidad, también busca y exige ciertas condiciones de sostenibilidad que, a nosotros, como productores, nos sirven de gancho.
Podemos decir que la gastronomía sostenible es aquella que utiliza productos ecológicos obtenidos de manera natural, evitando productos químicos. También la que apuesta por la reducción de desechos contaminantes o las que simplifican el consumo energético para su fabricación o cocción. Y por supuesto, no nos podemos olvidar de los valores éticos, y es que detrás de cada plato hay unos recursos económicos que deben utilizarse correctamente, como una financiación ética, por ejemplo, y también fomentar la equidad social.